En este tercer domingo el Padre Antonio nos dice:
“Las últimas tres lecturas nos hablan de la conversión, ¿Qué significa conversión?: “vertirse hacia”.
“Hoy brilla sobre nosotros la luz de tu rostro Señor”, “esta es nuestra esperanza, Jesús fue humillado, tenemos que ser resplandor de Dios, ser testigo del necesitado”.
“Los discípulos pudieron ver al Señor resucitado, nosotros también, hoy reunidos, podemos verlo”.
“El Señor dio su saludo pascual otorgando una paz desde adentro del corazón, una paz que se construye cada día. La mayoría de ellos se habían ido, retirado, negado, no querían saber de él, estaban asustados como nosotros.
“Resurrección entonces significa transformación de un cuerpo expuesto a descomponerse y regresa aun cuerpo inmortal, glorificado, sin limitaciones ni espacio temporal, pero no es un cuerpo inmaterial, puede comer, el mismo se los pide y lo hace, Jesús es un cuerpo real”.
“La resurrección es un misterio donde Jesús crucificado es el mismo Jesús resucitado con otra apariencia, apariencia glorificada, material, no es espíritu, no es fantasma, es real. Como el misterio de la Eucaristía, pan y vino en apariencia, sabe a pan sabe a vino pero después de la consagración ese mismo pan y vino son el cuerpo y la sangre de Cristo”’.
“Nosotros vamos a resucitar y cada quién se dirá, yo voy a resucitar con Cristo y después a disfrutar de la vida eterna. No sabemos cómo es pero creemos que es así por el testimonio que se nos ha inmolado ya por más de 2000 años”.
“Si queremos ser testigos de la resurrección tenemos que ser testigos de la vida, superar el pecado, la corrupción, en nuestra vida seguimos castigando al justo y salvando al pecador, no olvidemos por él estamos salvados, debemos dejarnos transformar por el Señor”.
“En este período de pascua propongámonos llegar a la vigilia de pentecostés dispuestos a ser enviados como testigos para tener vida y vida en él”.
Pidamos por eso al Señor, para que nos fortalezca la fe, que su rostro brille para nosotros y seamos el reflejo de su gloria, así sea