Durante los viernes del periodo cuaresmal, por las calles de la Colonia San José de la Peña se recuerda la Pasión de Cristo a través del viacrucis, cada viernes un grupo de feligreses responsables de coordinar la actividad se agrupan y con cantos, rezos y reflexiones reviven esos momentos tan dolorosos que nuestro Señor Jesús pasó por nuestra salvación.
El último viernes de cuaresma el viacrucis se realizará a nivel de Parroquia saliendo desde la Cañada y culminando en San José de la Vega.
El Vía crucis es una devoción centrada en los Misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más notables de la Pasión.
El Vía crucis consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor. A veces se añade una decimaquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. En la práctica de este ejercicio piadoso, las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y contemplación uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús.
El período de la Cuaresma propicia la práctica piadosa del vía crucis. Es una manera muy fructífera de preparar el alma, semana tras semana, al encuentro con el Divino Paciente en la trágica -y gloriosa- Semana Santa.
Actualmente el vía crucis golpea, como un grito potente, nuestra conciencia de cristianos que «con temor y temblor», pero también confiadamente, caminamos, con nuestros pecados a cuestas, hacia el Gólgota redentor, y hacia la casa del Padre. Al recorrer con la Iglesia cada uno de esos misterios dolorosos, sentimos que el dolor es un gran misterio, si el mismo Hijo de Dios ha querido atravesar la estrecha puerta de acceso y morar en él como en un santuario en el que todo hombre entra alguna vez y en el que define su ignorancia y miseria, al igual que su grandeza espiritual y su elevación religiosa. Juan Pablo II ha escrito: «Mediante el sufrimiento maduran para el reino de Dios los hombres, envueltos en el misterio de la redención de Cristo» (Salvifici doloris, 21).
La atracción de Cristo crucificado ha sido puesta de relieve por el Papa Juan Pablo II en su vía crucis del Año jubilar 2000: «Cristo atrae desde la cruz con la fuerza del Amor; del Amor divino, que ha llegado hasta el don total de sí mismo; del Amor infinito, que en la cruz ha levantado de la tierra el peso del cuerpo de Cristo; del Amor ilimitado, que ha colmado toda ausencia de amor y ha permitido que el hombre nuevamente encuentre refugio entre los brazos del Padre misericordioso».
Antonio Izquierdo, L.C., en L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, del 8-III-2002]
PARTICIPEMOS DE LOS VIACRUCIS
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