En San José de
Las lecturas del día fueron
Génesis 9,8-15
Salmo 24
1 de Pedro3,18-22
Marcos 1, 12-15
En su homilía entre otras cosas se reflexionó en lo siguiente:
"En la época que ocurrió el
diluvio, imaginémonos lo doloroso que fue para Dios y pongámonos en su
posición, después de crear, el cielo, la tierra los mares los animales al
hombre y la mujer pasa de ser bueno a ser malo. Pero lo hizo para parar el mal."
“El hombre rompió el pacto y lo había hecho desde el pecado original de nuestros padres Adán y Eva; sin embargo, Dios muestra a la humanidad su misericordia con un nuevo pacto”.
“Actualmente los hermanos siguen matándose, la violencia es permanente, no obstante Dios es misericordioso, no ve nuestro pecado. El hombre que hace pacto con Dios empieza una vida distinta. Dios quiere hacer un pacto para que eliminemos nuestros pecados”.
“Pedro nos recuerda: ”El justo murió por todos los pecados de los injustos, el que no pecó murió por los pecadores”
“El sufrimiento de Jesús llegó a
la cruz para salvarnos, el espíritu le llevará a nosotros y nos dará la buena
nueva de la salvación. En esta época de cuaresma nos corresponde acompañar a
Jesús, inducidos por el Padre y Motivados por el Espíritu Santo para
reconciliarnos”.
"Marcos nos dice que Jesús
comienza su peregrinación y evangelización en Galilea y es también ahí, donde
termina su peregrinar en la tierra al momento de la Ascensión ”.
“El reino de Dios esta cerca, hay que convertirse para creer, nosotros creemos más en los periódicos que en el evangelio”.
“Tenemos que creer para
convertirnos en verdaderos cristianos”. “Para tener en cuenta la palabra de
Dios en nuestra vida, tenemos que ser personas convertidas, tenemos que tener
esperanza para creer en la palabra de Dios”. “Hay que escuchar la Palabra y aplicarla”.
“Si Yo creo en el evangelio, en
la palabra, seré una persona convertida”.
Hay que convertirse primero para
después creer.
Como se nos decía en el pasado miércoles de ceniza “conviértete
y cree en el evangelio", busquemos el camino de la conversión, no perdamos la
esperanza que el Señor nos sigue dando el aliento de vida para convertirnos y
creer en el evangelio, para cada día alcanzar los frutos de la conversión,
Amen.”.
La conversión nos conduce a la alegría del encuentro con el Señor
y con los hermanos.
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